Chihuahua

Chihuahua y sus alrededores

Tres ambientes destacan: la ciudad antigua, la urbe moderna económica y cultural, y encantadores pueblos periféricos.

Heroica Ciudad Juárez

Ciudad fronteriza dinámica, con industria, historia revolucionaria y recuperación tras violencia, destacando como entrada a México.

Región Arqueológica

Paquimé y Cuarenta Casas ofrecen fascinantes ruinas prehispánicas, con cerámica tradicional y rutas culturales únicas.

Perlas del Conchos

Río Conchos crea oasis fértiles, con presas, balnearios y pueblos históricos que enriquecen el sureste de Chihuahua.

Ruta de Villa

Pueblos históricos del sur de Chihuahua, con arquitectura colonial, minas antiguas y el legado de Pancho Villa.

Desierto

Paisajes áridos con formaciones únicas, legado histórico y colores intensos que maravillan al viajero.

Barrancas del Cobre

Impresionantes cañones, paisajes majestuosos, cultura tarahumara, y actividades como el Chepe, tirolesa y teleférico mundialmente famosos.

Chihuahua y sus alrededores

Tres ambientes convergen en la capital de Chihuahua. En el centro está la ciudad antigua, la que se fundó en 1709. De sus primeras décadas destaca la magnífica Catedral, una de las obras arquitectónicas más bellas del norte de México. Pero otras muchas construcciones religiosas y civiles de tiempos virreinales y de los siglos XIX y XX contribuyen también a darle su elegante atmósfera de antaño.

Alrededor está la urbe moderna, la comercial, la de sus múltiples instituciones culturales y universidades, la de la industria automotriz y aeroespacial; la metrópoli convertida en uno de los principales motores económicos y más dinámicos del norte del país.

Y en un tercer nivel periférico están los pueblos encantadores: Aldama con sus huertas y balnearios; Cuauhtémoc con los inacabables manzanares y los campos menonitas; Santa Eulalia con sus cerros y sus minas.

Cruce de caminos, punto de partida del Chepe, puerta del desierto y de la sierra, ciudad multifacética de ayer y hoy: esa es la capital del estado de Chihuahua.

Heroica Ciudad Juárez

En el extremo norte de Chihuahua y de México donde la línea fronteriza se dibuja y el desierto circunda la altiplanicie mexicana, ahí se asienta esta urbe, la más grande del estado y una de las más dinámicas del país. Medio millar de plantas maquiladoras, además de otras muchas industrias y negocios, espacios comerciales y centros de educación superior dan fe de que ésta es una ciudad de trabajo intenso, de carácter recio, que desde su fundación en 1659 se ha sobrepuesto una y otra vez a un medio hostil y entornos adversos. Ahora, tras años de ser castigada por la violencia, recupera poco a poco la paz y vuelve a mostrar el orgullo y el optimismo que siempre ha tenido. Por eso da gusto encontrarse con los letreros que en muchas partes de esta multifacética urbe señalan “aquí empieza México”.

Juárez es hoy una ciudad con todos los atractivos de las ciudades modernas: áreas verdes, lugares de esparcimiento, museos y centros comerciales. Pero en la medida en que ha sido escenario central de diversos episodios cruciales del pasado mexicano, destaca por sus rincones históricos. En especial llaman la atención los sitios que jugaron un papel especial durante la Revolución Mexicana y con motivo de las celebraciones del centenario, han sido rescatados y remozados para renovar la fisonomía de esta ciudad que comienza

Región Arqueológica

Hace cerca de mil años, un misterioso grupo de filiación lingüística desconocida comenzó a crear una nueva civilización en el noroeste del estado de Chihuahua. Construyó una gran ciudad, Paquimé, además de múltiples caseríos dentro de cuevas serranas; todo ello bajo un estilo arquitectónico peculiar y elegante. Casas con techos de vigas de madera, gruesos muros de adobe, ventanas circulares y puertas en forma de “T” son su seña clásica, aunque también erigió juegos de pelota como en la lejana Mesoamérica, obras hidráulicas y de drenaje, muros defensivos y adoratorios. Repentinamente, luego de siglos de desarrollo, esta gran cultura colapsó.

Hoy podemos admirar sus asombrosos restos en las zonas arqueológicas de Paquimé, incorporada a la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1998, y Cuarenta Casas, en las cercanías de Casas Grandes y Madera, respectivamente, donde además hay otros sitios arqueológicos menores en tamaño pero no en belleza.

El viajero encontrará también en esta región el notable pueblo de Mata Ortiz, que ha rescatado y reinterpretado la antigua cerámica de Paquimé; deslumbrantes colonias mormonas, señoriales haciendas y antiguas misiones. El noroeste de Chihuahua ofrece una de las rutas arqueológicas más interesantes y desconocidas de nuestro país.

Barrancas del Cobre

A su paso por Chihuahua, la Sierra Madre Occidental despliega toda su grandeza a través de altas montañas, extensas mesetas, increíbles formaciones rocosas, ríos, arroyos, pinares, cascadas, cuevas y, por supuesto, las Barrancas del Cobre, uno de los mayores y más impresionantes sistemas de cañones del mundo entero. La orografía alcanza aquí dimensiones fuera de lo común: muros verticales de roca de cientos de metros de altura, una cascada de medio kilómetro de caída, miradores en riscos que se levantan 1,500 metros sobre el fondo de las cañadas, cañones más amplios y profundos que el Gran Cañón del Colorado… Es en este paisaje majestuoso, aunque inclemente, donde habitan desde hace siglos los sorprendentes tarahumaras, quienes le han dado el nombre. Es aquí también donde el viajero hallará un ferrocarril legendario, el Chepe, el último tren de pasajeros en México que con decenas de puentes y túneles desafía los abruptos altibajos de la corteza terrestre.

Y hay que apuntar, además, que apenas en 2010 inició operaciones el Parque de Aventuras Barrancas del Cobre, que incluye el tercer teleférico más largo del mundo sin torres intermedias y la tirolesa más larga del mundo con 2,530 metros de longitud. ¿Hace falta algo más para visitar esta región?

Ruta de Villa

El sur de Chihuahua es la región de los viejos poblados. Ahí, junto a fértiles vegas y cerros perforados por socavones de minas centenarias, se levantan pueblos y ciudades llenas de arte y de recuerdos, donde las calles serpenteantes llevan a mansiones señoriales, plazas tranquilas y bellos templos barrocos.

La historia del rumbo es riquísima. En parte, porque aquí se dan cita varios de los pueblos y ciudades más antiguos del estado de Chihuahua: Santa Bárbara, fundado en 1567; San Francisco del Oro; Valle de Allende, de 1570 (incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO), y el propio Hidalgo del Parral, establecido como el mineral de San José del Parral tras el descubrimiento de las ricas vetas de plata de la mina La Prieta en 1631. En parte, también, por la importancia que tomó Parral al paso de los años, hasta llegar a ser por muchos años capital de la Nueva Vizcaya (o sea, del inmenso norte de la Nueva España).

Y en parte, claro, por la presencia del villismo en esta zona: por aquí pasó su juventud Francisco Villa, reclutó seguidores y libró batallas, hasta morir asesinado en Parral en 1923. Para quien quiera conocer a fondo las raíces y el carácter de México, esta región resulta imprescindible.

Perlas del Conchos

Desde más allá de Hidalgo del Parral en los límites con Durango, el río Conchos inicia su recorrido por el estado de Chihuahua. Baja de las laderas orientales de la Sierra y a su paso va dejando una estela de verdor y fertilidad. Todo el sureste de Chihuahua debe su prosperidad a este río que junto con sus afluentes (San Pedro, San Javier, Florido, etcétera) forma una de las cuencas más extensas e importantes tanto del Río Bravo, como del Norte de México.

A lo largo del Conchos el viajero hallará una larga serie de “perlas”. Rincones que son verdaderas joyas. Unas son grandes cuerpos de agua, como Presa La Boquilla, donde la pesca y los deportes acuáticos están a la orden del día. Otros más son placenteros manantiales y balnearios que como brillantes oasis hacen las veces de pequeños paraísos en medio de las áridas llanuras. También hay pueblos centenarios y agradables ciudades con antiguos templos, herederos de las primeras misiones del rumbo. Y ahí están, además, los múltiples y raros restos de criaturas de otros tiempos que se han reunido en los museos de Delicias.

Desierto

A l oriente del estado de Chihuahua, el desierto se torna amo y señor. Los llanos apenas se cubren de matorrales rastreros y la tierra dorada brilla en cada rincón. Es cierto que abundan las sierras: espinazos de cientos de metros de altura casi siempre orientados en dirección noroeste-sureste y carentes de grandes árboles. Aunque pasa por aquí el río Conchos en su último tramo, el más difícil, antes de unirse al río Bravo, la aridez lo domina todo y casi no hay donde esconderse del sol.

Este reino del desierto tiene un gran valor escénico. Cielos, llanos y montañas aportan colores intensos en franjas que se antojan infinitas. De vez en cuando la tiranía solar se ve interrumpida por peñascos, cavernas, pedregales y grandes cañones que generan nuevos paisajes de fantasía; paisajes tan bellos que verlos ya recompensa el esfuerzo de todo el viaje. Y en medio de ellos se levantan los recuerdos de las misiones, de los antiguos presidios, de los encarnizados enfrentamientos entre mexicanos y apaches y de las batallas de la Revolución. Es, por supuesto, un rumbo poco conocido, pero quien lo visite quedará encantado con él.

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