10 razones para visitar Mendoza, uno de los destinos elegidos por la Guía MICHELIN

Por primera vez en la historia, los inspectores de la Guía MICHELIN examinarán y recomendarán los restaurantes de calidad en el país sudamericano. Presentarán su primera selección de restaurantes de la Ciudad de Buenos Aires y Mendoza. Al unirse a la familia de la Guía MICHELIN, Argentina se convierte en el primer país hispano latinoamericano destacado por la Guía. Un verdadero reconocimiento por su rica cultura gastronómica, así como una celebración internacional de su dinámica escena culinaria.

Conocé las 10 razones por las cuales debés visitor Mendoza, uno de los dos destinos seleccionados por la Guía MICHELÍN:

1) La Ruta del Vino

Tres regiones principales (Maipú, Luján de Cuyo y el Valle de Uco). Más de 800 bodegas. Infinito vino para quienes estén dispuestos a sumergirse en una de las rutas más fascinantes del país. Es la primera razón porque es indiscutida: Mendoza es sinónimo de vino. Tanto es así que se la conoce internacionalmente como una de las capitales de la bebida. Para hacer el recorrido se recomiendan al menos cuatro o cinco días; si bien no pueden conocerse todas las bodegas, ese margen de tiempo permite visitar al menos las más icónicas y conocidas. Todo enmarcado en un escenario de película con la Cordillera de los Andes como testigo y los viñedos de verde intenso decorando el cuadro. 

¿Sabías que la mejor bodega del mundo es Argentina? Zuccardi Valle de Uco ganó el podio de los World’s Best Vineyards durante 3 años seguidos: 2019, 2020 y 2021. En el 2023 apareció una nueva protagonista en escena: Catena Zapata. En el ranking del mismo año de la reconocida lista también aparecen otras 5 marcas locales: Bodega Salentein (N°1), El Enemigo Wines (N°10), Finca Victoria – Durigutti Family Winemakers (N°13), Bodega Colomé (N°24) y Bodega Diamandes (N°48). La selección de los viñedos más destacados a nivel global se fundamenta en las propuestas presentadas por una Academia de elección, conformada por aproximadamente 600 profesionales especializados en enología, sommeliers y expertos en viajes reconocidos de diversos rincones del planeta.

El verdadero imperdible consiste en degustar la cepa insignia del país del Fin del Mundo: el Malbec. Inconfundible, con un sabor suave y aterciopelado en boca y un aroma intenso y frutal. Al margen de esta uva insignia, también se puede conseguir otras variedades como cabernet sauvignon, merlot, syrah, chardonnay, sauvignon y más. 

2) El turismo de aventura

Ideal para los amantes de la adrenalina. Porque Mendoza lo tiene todo. Desde sumergirse en aguas para hacer rafting entre curvas zigzagueantes de ríos, pasando por escalada, circuitos para recorrer en bicicleta, caminatas, cabalgatas y más. Las tierras mendocinas son óptimas no solamente para degustar vino y comer; el lado aventurero también entra en escena con distintas propuestas. 

El Cañón del Atuel es una maravilla geológica que se revela como uno de los destinos más sobresalientes para el rafting en el país. Hace millones de años, la influencia erosiva de los ríos y el viento comenzó a tejer su encanto en las rocas, dando forma a formaciones sorprendentes. Desde paseos en catamarán hasta exploraciones en auto, las posibilidades son infinitas.

Potrerillos, por su parte, es un rincón turístico situado a 70 kilómetros de la capital provincial y abre sus puertas para revelar un valle encajado entre montañas y naturaleza. ¿Su firma distintiva? Justamente el turismo de aventura. Su lago artificial, creado por la construcción de una represa sobre el río Mendoza, emerge como el escenario perfecto para experiencias como kayak, windsurf, travesías en velero y caminatas que serpentean junto al espejo de agua. A los apasionados del rafting les aguardan los mejores rápidos en el río Mendoza. 

3) La gastronomía y el maridaje

Un festín culinario muy arraigado al fenómeno vitivinícola. Los restaurantes de bodegas, con su encanto y sabor auténtico, son protagonistas en esta historia de deleite de paladares. Los turistas que llegan a la región saben que acá el arte de maridar comida y vino se lleva a otro nivel. La perfecta simbiosis entre los sabores de la tierra y las cosechas de las vides se despliega en una sinfonía gustativa y resulta en una experiencia multisensorial única. El famoso menú por pasos es moneda corriente en las principales bodegas, y constituye uno de los grandes atractivos, con sabores que van desde la aclamada carne argentina, pasando por cordero, verduras en distintas cocciones, pescados y otros platos de primer nivel.

No es de sorprender, entonces, que Mendoza haya llamado la atención de la prestigiosa Guía Michelin, que aterrizó en el país y encontró un lugar especial en el corazón de la provincia. Los talentosos chefs locales, influidos por la abundancia de ingredientes frescos y la rica cultura gastronómica, estuvieron ganando reconocimiento internacional. La Guía Michelin, famosa por otorgar sus codiciadas estrellas, reconoce la calidad y el compromiso de la gastronomía mendocina con una experiencia culinaria excepcional.

4) Los paisajes andinos: el Aconcagua

La Cordillera de los Andes abraza la provincia por el oeste y crea un telón de fondo sin precedentes. Porque en Mendoza todo es panorámicas y disfrute, y las montañas tienen una buena cuota de responsabilidad en esa obra de arte. El máximo exponente es el Parque Provincial Aconcagua, a 185 kilómetros de la ciudad. En su interior aloja al Cerro Aconcagua, que con una altura de 6960 metros sobre el nivel del mar es el pico más alto del mundo, después del sistema de Himalayas. El parque protege la fauna y flora, sitios arqueológicos, cuencas hídricas, glaciares y rutas que permiten el ascenso al Aconcagua. Este tipo de excursiones están recomendadas para quienes sean expertos en la materia, aunque hay distintos grados de dificultad: desde senderos de corta duración hasta travesías de hasta 7 días de trekking con guía especializado. ¿La recompensa? Uno de los paisajes andinos más impresionantes del planeta. 

5) Las Termas de Cacheuta y sus propiedades

A las orillas del Río Mendoza, a menos de una hora en auto desde la Ciudad de Mendoza, se despliega un parque termal que, sin obstáculos, ascendió para convertirse en uno de los destinos turísticos imperdibles más destacados de la provincia. Y no es una sorpresa, porque a los atractivos de sus aguas termales se suma un elemento irresistible: un entorno que abraza los pies de la majestuosa Cordillera de los Andes.

Más de diez piscinas encajadas con piedras y envueltas por vegetación te invitan a sumergirte en aguas cálidas y 100% naturales que brotan del deshielo, cada una ofreciendo variadas hidroterapias y temperaturas que oscilan entre los 20 y los 43°C. El escenario es como sacado de un cuento, una fusión de naturaleza, precordillera, exuberante follaje, piedra, agua y neblina.

Junto a las piscinas, se despliegan dos actividades que complementan la escapada de relajación: opciones de tratamientos de fangoterapia y dos Vaporariums, donde al inhalar los vapores emanados de los manantiales, se produce una desintoxicación corporal y cutánea, brindando un apoyo al sistema respiratorio.

6) La Fiesta Nacional de la Vendimia

La máxima celebración para los entusiastas del vino está acá. Música que resuena, explosiones de fuegos artificiales pintando el cielo de colores y un inmenso escenario ofreciendo un espectáculo deslumbrante tras otro. La Fiesta Nacional de la Vendimia se erige como una de las festividades más destacadas a nivel mundial y tiene su hogar en Mendoza. ¿El propósito? Honrar a la tierra y a los labradores por sus esfuerzos. Es un símbolo que encarna el trabajo del cultivo, la importancia de la cosecha de la vid y la labor culminada, que se refleja en esta celebración y en los vinos galardonados con un sabor excepcional. 

Bailes, cantos, desfiles, carrozas y la elección de la reina, quien recibe una ovación mientras es coronada. El festival comienza al inicio del año en diversas partes de la provincia y culmina en el Teatro Griego Frank Romero Day, presentando un espectáculo singular que teje una narrativa sobre la cosecha y sus gentes, mientras la audiencia degusta un sorbo de Malbec.

7) La nieve durante el invierno en Las Leñas

El invierno local, de junio a septiembre, encuentra una arista especial entre los picos nevados de la cordillera. Por ende, la nieve toma el rol protagónico y luce su cara más bonita. La zona se viste de blanco y las actividades deportivas que involucran nieve se transforman en el principal atractivo. Especialmente el complejo invernal Las Leñas, el más conocido de Mendoza y del país en su totalidad. Situado en el departamento de Malargüe, a una distancia de 450 kilómetros de la ciudad de Mendoza, ofrece una variedad de pistas sobresalientes, adaptadas a diferentes niveles de habilidad, además de servicios de alojamiento y gastronomía de máxima calidad. Gracias a su posición geográfica, Las Leñas disfruta de una temporada de nieve prolongada, que abarca desde junio hasta septiembre, inclusive. Además, cuando la nieve natural no está presente, cuenta con un sistema de producción de nieve artificial avanzado que comprende 30 cañones a lo largo de toda la montaña.

8) Los imperdibles clásicos

Una provincia rica que tiene coordenadas obligatorias para cualquier viajero. El Puente del Inca, un emblema inconfundible de Mendoza, es un puente tallado en piedra natural a los pies de unas fuentes termales ancestrales. Su relevancia cultural lo sitúan como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los incas lo usaban como una vía para atravesar el cauce del río Cuevas, y de ahí salió su nombre. ¿Cómo se formó? A través del influjo de aguas ricas en minerales y capas de sedimentos que gradualmente le otorgaron su impactante paleta de colores: tonos naranjas, amarillos y ocres.

Al margen, el Cañón del Atuel y Potrerillos – con las actividades de aventura ya mencionadas – también constituyen un imperdible en sí mismo. La capital de Mendoza es dueña del Cerro de la Gloria con increíbles panorámicas, el Parque San Martín, la peatonal Sarmiento para darse una panzada gastronómica y el Parque Cívico. 

9) Los rincones escondidos

Como todo gran paraíso y oasis natural, Mendoza tiene algunos secretos bien guardados. Paisajes que parecen de otro planeta, desiertos, cerros coloridos y más. Para descubrir un parque volcánico de más de 800 volcanes – uno de los de mayor concentración volcánica en el mundo – la cita es en Payunia, a casi 300 kilómetros de la capital. El escenario está invadido por un color negro intenso, que se deja combinar con atisbos amarillos. 

Si se visita Las Leñas, el imperdible es el Pozo de las Ánimas, a 57 km de la ciudad de Malargüe. Dos formaciones geológicas erosionadas por los ríos subterráneos originaron espejos de aguas verdes de casi 300 metros de diámetro cada uno: las llamadas dolinas. Un espectáculo visual digno de ser fotografiado. 

Al este de San Carlos está el Desierto Huayquerías, una formación sedimentaria que se talló con el tiempo a raíz de los fuertes vientos y tormentas de la zona. Histórico, pero también funcional para deportes de aventura. Un cañón de 50 metros de altura se impone en un paisaje que parece extraterrestre, invitando a los visitantes a caminar por el lugar e ir descubriendo las distintas formaciones, lagunas y laberintos que se forman caprichosamente. 

¿Un cerro de siete colores en Mendoza? La respuesta es sí. Si bien el más famoso del país se encuentra en el norte, la provincia cuyana también infla en pecho con su propia formación rocosa que regala tonalidades mágicas. A 110 kilómetros de la ciudad de Mendoza se abre paso un fenómeno multicolor que amerita una parada rápida. Celestes, ocres, naranjas, amarillos y blancos se organizan para dar una muestra de la naturaleza genuina que aloja la provincia. 

Por último, a menos de una hora de distancia desde San Rafael, se despliega una reserva provincial con un escenario teñido de blanco. El rastro de una laguna marina pasada dejó un terreno singular en su evaporación: y así se formaron las Salinas del Diamante. 

10) La posibilidad de ver uno de los cielos más estrellados del país

El turismo astronómico tiene sede en el país del Fin del Mundo. Y Mendoza no se queda atrás en el podio. La danza de estrellas y rayos cósmicos tiene lugar en Malargüe, al sur. El Observatorio Pierre Auger tiene su centro de investigación en plena capital del departamento y es uno de los más importantes del mundo en materia de detección de rayos cósmicos. Estas minúsculas partículas subatómicas emergen del cosmos, viajando a velocidades próximas a la de la luz y cargadas de energía, bombardeando incesantemente nuestro planeta y generando lo que se conoce como lluvia cósmica. Este enigma, resguardado en el territorio mendocino, convoca a 500 investigadores de 90 entidades en 16 países, con una notable presencia del CONICET. Los orígenes de estas partículas y su propagación siguen siendo un misterio sin resolver. 

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