Un tipo de viajero, una ruta natural en Argentina: ¿a dónde viajar según tu personalidad?
La naturaleza es una tendencia en auge y sus atributos son cada día más anhelados. La sensación de libertad, el contacto directo con la madre Tierra y la necesidad de desconexión se postulan como valores primordiales en la actualidad. Y Argentina tiquea todas las casillas de la lista de requisitos esenciales. Porque los paisajes del Fin del Mundo no tienen comparación, brillan con un resplandor único y muestran la mejor versión de los colores celeste y blanco. Porque nada mejor que corroborar en primera persona por qué el entorno natural argentino hace eco en todo el mundo. Porque por su imponencia y variedad ameritan ser visitados como corresponde, con itinerarios trazados a medida para descubrir en profundidad los tesoros nacionales.
Las rutas temáticas están pensadas para explorar el potencial natural del país a partir de intereses específicos, abarcando imperdibles clásicos y aventuras alternativas para quienes viven la naturaleza en su estado más puro. Y, si bien todas las opciones son correctas, cada ruta condice con un tipo de viajero, ese personaje que definitivamente disfrutaría del recorrido como ningún otro. Así que, para facilitar el proceso de selección, hoy develamos qué ruta emprender según tu personalidad:
1. Fotográfico: Ruta de los Parques Nacionales y Patrimonios de la Humanidad
La fuerza que transmiten los Parques Nacionales argentinos escapa cualquier registro posible. Es algo que se guarda en la retina y se atesora en lo más hondo del corazón. Pero los fanáticos de la fotografía aceptan el desafío de capturar con el lente de la cámara todo aquello que puede escapársele a la memoria. Es un arte, eso está claro. Pero hay que admitir que las panorámicas no hacen más que facilitar la tarea.
El deleite del artista recorre varios paisajes: bosques frondosos en la Patagonia, cardones típicos en Salta, selva de las yungas en el Parque Nacional Calilegua, infinitos paredones rojos en La Rioja y San Juan, palmares en Entre Ríos, las Cataratas del Iguazú – una de las Nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo – y glaciares que enceguecen con su característico turquesa en Santa Cruz.
Algo es seguro: la Ruta de los Parques Nacionales es un paraíso en donde los detalles atrapan, el entorno sorprende, la vista se activa y la cámara lo inmortaliza.
2. Historiador: Ruta de los dinosaurios
El turismo paleontológico es posible en territorio albiceleste. El patrimonio geológico argentino es extraordinario e incluye desde dinosaurios hasta bosques enteros fosilizados: una meca para los viajeros apasionados por la historia. Parques Nacionales y temáticos, yacimientos y museos son algunas de las opciones que regala este camino natural.
Los gigantes milenarios que habitaron el planeta hace 225 millones de años encontraron su hogar en suelo austral: quien pise la tierra rojiza del Parque Nacional Talampaya (La Rioja), el Parque Provincial Ischigualasto (San Juan) y el Parque Nacional Sierra de las Quijadas (San Luis) compartirá huellas con los dinosaurios que vivieron en la región. Si el destino final es Neuquén, también hay una ruta específica en la provincia para conocer la historia detrás. Y las dunas de la costa bonaerense esconden secretos milenarios que pueden descubrirse en Monte Hermoso, provincia de Buenos Aires.
Además, los museos dicen presente en el itinerario, tanto en la capital como en la Patagonia. Imperdibles el de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (Buenos Aires), el de Ciencias Naturales de La Plata (provincia de Buenos Aires) y el Egidio Feruglio (Chubut).
3. Empático: Ruta de los animales
Les hablamos a quienes sienten todo con intensidad. Quienes se involucran desde lo emocional sin barreras. Quienes perciben a los otros casi como a uno mismo. Y, por supuesto, quienes extienden todo eso hacia otros seres vivos. Vos, empático hasta con los animales, vas a amar esta ruta. Porque los personajes principales son ellos, los que mejor conectan con la naturaleza y viven en completa armonía con ella: los animales.
Avistaje de ballenas en Puerto Madryn, pingüinos en Ushuaia, snorkel con lobos marinos. Y eso es tan solo la punta del iceberg. La fauna silvestre de Argentina impacta en variedad y cantidad, permitiendo un contacto directo con el reino animal. Ser testigo de la brama del ciervo colorado, una especie introducida desde Europa que forma parte del acervo cultural de La Pampa. Ver a cóndores y águilas alzar vuelo en el Fin del Mundo y Córdoba. Conocer a las simpáticas vicuñas y apreciar el rosa intenso de los flamencos en el norte. O quizás maravillarse con la presencia de pumas en Santa Cruz. Las opciones son múltiples y la ruta de los animales las traza milimétricamente para convertir el viaje en un safari natural sin precedentes.
4. Inquieto: Ruta de turismo aventura y deportes extremos
Adrenalina y naturaleza: la mejor combinación para los aficionados de la aventura y los deportes. No importa el medio que se utilice, todo concluye en una experiencia que acelera el corazón de cualquier viajero. Porque si hay algo que sabe hacer Argentina es precisamente aumentar las palpitaciones por segundo.
Esta ruta natural presenta alternativas para todos los gustos respetando una única premisa: la de hacer ejercicio en medio de paisajes de ensueño. Mountain bike en Tilcara, bicicleta en la icónica Ruta de los Siete lagos, trekking en Parques Nacionales con glaciares y cordones montañosos, escalada en sierras y cerros, alpinismo a 6962 metros sobre el nivel del mar en el Aconcagua, cabalgatas, windsurf, buceo, rafting en los mejores ríos del país y parapente son algunas de las actividades infaltables.
5. Soñador: Ruta de las estrellas
¿Quién nunca fantaseó con admirar los cielos más estrellados del mundo? Esos en donde las constelaciones están dibujadas a la perfección entre un profundo negro. Los que nos hacen reflexionar sobre lo ínfimos que somos entre tanta inmensidad. Los que emocionan hasta al más escéptico. La ruta de las estrellas propone llevar al límite los sentidos, emocionarse y disfrutar del silencio, la introspección y el espectáculo iluminado sobre la noche.
El turismo astronómico se suma a la lista de maravillas naturales locales, permitiendo vivir experiencias entre cielos estrellados, observatorios y planetarios. La Ruta del Cielo en San Juan incluye el Parque Nacional y Centro Astronómico El Leoncito (Calingasta), el observatorio Félix de Aguilar (Chimbas) y las Sierras Azules de Zonda. Todos escenarios ideales para dejarse sorprender por el cuadro nocturno. Y si la intención es completar la experiencia 100% inmersiva, algunas coordenadas habilitan campings para pernoctar guiados únicamente por la luz de las estrellas.
6. Aventurero: Ruta escénica y de senderos
Descubrir caminos donde la fauna y la flora son protagonistas es el hobbie preferido de cualquier viajero intrépido. Y la travesía en cuatro ruedas es la aliada perfecta para conocer las rutas de norte a sur. ¿El objetivo? Gastar las suelas – y ruedas – y dejarse atrapar por los encantos propios del país celeste y blanco. La estrella del programa es la mítica Ruta 40, la más larga que atraviesa 11 provincias y recorre más de 5194 kilómetros entre bosques, cordones montañosos, desiertos, viñedos, lagos y un sinfín de paisajes emocionantes.
Además de la carretera emblema de Argentina, otros imperdibles son la Ruta Nacional 3, de Ushuaia a Tolhuin y la 101 en Misiones. Todas ellas conducen a lugares recónditos que, al mismo tiempo, desembocan en senderos desafiantes para patear sin dirección concreta.
7. Observador: Ruta de las aves
La mayoría de las provincias inflan el pecho para presumir uno de los fenómenos más interesantes: el avistaje de aves. Las especies varían por región y los observadores natos pueden estar horas admirando las más extrañas aves. Algunos imperdibles se esconden en pleno corazón porteño, mientras que otros invitan a sumergirse de lleno en el Delta del Paraná, las montañas y los humedales, entre otros.
Si la brújula del espectador señala al sur, las provincias responden con especies como los loros barranqueros – la colonia de loros más grande del mundo – en el Balneario El Cóndor (Río Negro), cauquenes, caranchos australes y palomas antárticas en Tierra del Fuego y los emblemáticos pingüinos de Magallanes en Punta Tombo (Chubut), la Isla Pingüino (Santa Cruz) y la Isla Martilllo (Tierra del Fuego).
Por su parte, la selva misionera se postula como un destino excelente para observación de aves con especies que únicamente se pueden ver en esa provincia: tucanes, yacutingas, vencejos de cascada, fruteros multicolores y águilas crestadas. Y, si al observador lo acompaña una buena cámara, los colores rosáceos de la colonia más grande de flamencos del país en Laguna Mar Chiquita, Córdoba, definitivamente captarán su atención.
8. Relajado: Ruta del turismo natural urbano
Lo mejor de dos mundos: los servicios propios de la ciudad combinados con la frescura de parques, jardines y reservas. Las grandes urbes despliegan la magia de alternar edificios citadinos con pulmones verdes, generando un balance perfecto para respirar aire puro sin alejarse demasiado de casa. La mayoría de las localidades cuentan con estos espacios, claves para relajarse y conectar con la naturaleza aún viviendo entre calles asfaltadas y altos rascacielos.
El turismo dentro de Buenos Aires puede turnar caminatas por barrios típicos con reservas como la de Costanera Sur, Lago Lugano o el icónico Jardín Botánico de Buenos Aires “Carlos Thays”. La provincia, por su parte, ofrece áreas naturales y reservas en distintos puntos estratégicos. El propósito final coincide en todos los casos: la oferta turística se amplía y la naturaleza encuentra un lugar privilegiado aún lejos de su hábitat natural.
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