Este escenario lo anticipaban los científicos, pero hasta 2050 en un escenario pesimista. Esto esta causando blanqueos masivos de coral, estan muriendo volumenes alarmantes de sardinas, que son la base de la alimentación de la fauna marina (y del hombre), las especies mayores estan yendo a sitios mas profundos en busqueda de un alimento cada vez mas escaso alejandose de los arrecifes que son la fuente de vida del mar. Esto es la antesala de una extinción masiva de bio-masa marina. Lo que estamos viviendo ahora es una muestra de lo que será el clima en 20 o en 30 años si no tomamos medidas urgentes para limitar el incremento de la temperatura promedio del planeta ya no a 1.5ºC que tragicamente parece imposible sino a 2ºC que parece todavía alcanzable. No hacer nada, nos pone frente a un escenario creado por nosotros mismos que generará consecuencias inimaginables no solamente para el turismo sino para nosotros como especie. La pandemia parecerá juego de niños.
La buena noticia, es que todavía estamos a tiempo de generar un cambio y de establecer medidas de adaptación que nos permitan vivier en lo que será la nueva-nueva-normalidad.
Cada año, en el proceso de preparación de ATMEX procuramos abordar temas que sean de vanguardia, coyunturales o que sean estratégicos para el desarrollo y fortalecimiento de destinos y de operadores que son la base del sector económico que representa el turismo de aventura, de naturaleza y de turismo rural.
Este año, vamos a hacer algo ligeramente distinto, nos vamos a enfocar en lo que desde nuestra óptica es el “super-poder” del turismo y la responsabilidad que tenemos como industria de usarlo para lograr un beneficio que trasciende a nuesrtras empresas, nuestras comunidades, nuestros destinos y a nuestro país.
Este super-poder es la capacidad que tenemos como industria de transformar conciencias.
Cuando viajamos, bajamos la guardia, nos permitimos abrir nuestras mentes para absorber nuevas ideas, nuevas sensaciones, nuevas formas de ver el mundo y de interactuar con otros. Nuestros turístas se vuelven esponjas que buscan información y experiencias que les permitan regresar transformados, fortalecidos, mejorados y con una nueva conexión consigo mismos y con su entorno.
Como diseñadores de experiencias, tenemos el privilegio de guiar a nuestros huespedes a través de este proceso. Esta transformación no es algo que necesariamente suceda de forma espontanea ni que se de en el sentido deseado. Tenemos la oportunidad de inducir a nuestros viajeros, a ayudarles a abrir los ojos y a que aprendan algo que, ojalá los marque de por vida de forma positiva.
Como anfitriones y responsables del entorno natural, que es nuestra materia prima para el desarrollo de experiencias turísticas de aventura y naturaleza, tenemos la inmensa responsabilidad no solo de proteger nuestro territorio sino de transformar conciencias para crear embajadores y verdaderos agentes de cambio. Necesitamos convertirnos en los ojos para nuestros visitantes a través de los cuales puedan entender la magia que existe alla afuera y como consecuencia que se enamoren de ella. “Nadie protege lo que no ama y no ama lo que no conoce.” A través de este cambio de conciencias construiremos ejercitos de convencidos que puedan influir, ya de vuelta en sus lugares de origen, de forma urgente en sus casas, en sus comunidades, en sus sitios de trabajo, hacia el cambio que debemos lograr como especie para afrontar los retos que nos presenta el cambio climático. Repito… estamos a tiempo.
Como industria tenemos 1,500 millones de turistas cruzando fronteras, son 1,500 millones de oportunidades de generar un cambio.
Este año escucharemos de algunos de los mejores diseñadores de experiencias y de constructores de historias y narrativas bajo la modalidad de “storytelling” aplicada no solamente a la promoción de nuestros viajes, sino al diseño de los mismos. Diseño de viajes con conciencia que nos permitan crear experiencias únicas que transformen conciencias. Cada cliente que tocamos y que transformamos será esa muestra de nuestro super-poder. Usémoslo, y usémoslo ya.