Cada vez es más frecuente escuchar opiniones y leer mensajes sobre la preocupación habitual que genera la escasez de agua y otros problemas ambientales. En los últimos años se ha vuelto más común escuchar sobre afecciones a la salud mental y emocional derivados de los problemas ambientales como la solastalgia o ecoansiedad.
Y aunque éstas definiciones suenan a algún nuevo término millenial para describir una tendencia cultural, es algo real y preocupante.
«El impacto del cambio climático está agravando la situación ya de por sí sumamente complicada en que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel mundial», Dévora Kestel OMS
El planeta está conformado por millones de sistemas interrelacionados que han mantenido cierto balance ecosistémico por miles y millones de años y aunque la transformación de los ecosistemas es algo natural, no lo es la forma tan rápida y agresiva en la que está ocurriendo. El impacto ambiental de la huella humana y sus sistemas de producción y consumo son innegables.
El holoceno ha terminado.
El cambio es evidente, en cuestión de años o meses podemos observar el cambio profundo que sufren los ecosistemas, hace falta recordar con nostalgia unos años atrás para darnos cuenta de que los bosques y los ríos se han desgastado o desaparecido.
De entre todos los problemas ambientales que existen, la escasez del agua es una de las más preocupantes. “2 200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura.”(OMS/UNICEF 2019)
En México, el problema es alarmante: “Más de 35 millones de mexicanos viven con escasez extrema de agua; arriba de 43 millones con disponibilidad baja.” Agustín Breña 2007.
Las cifras sobre el estado del agua en México revelan un escenario preocupante. De las 210 presas a nivel nacional, cinco están completamente secas y 23 operan por debajo del 10 por ciento de su capacidad. Proceso, 2024
De acuerdo con cifras oficiales, debido a las sequías de los últimos años, el día cero (día en que el gobierno no puede garantizar el acceso al agua para sus habitantes) en la Ciudad de México, puede llegar en el mes de Junio del 2024.
El problema tiene múltiples causas que van desde el crecimiento en la demanda de productos agropecuarios, la contaminación de cuerpos de agua dulce, la modificación de los cauces naturales hasta la destrucción de áreas de recarga y contención en las cuencas. El problema no tiene una sola raíz y el turismo masivo y descontrolado sólo agrava la situación.
El turismo es una industria compuesta por distintas actividades y servicios que dependen del acceso al agua. El turismo implica que personas se trasladen y consuman recursos en un sitio distinto al que habitan, esto provoca que en los destinos turísticos más populares y saturados, el consumo del agua y otros servicios aumente drásticamente, por otro lado el acceso a los recursos entre los turistas y los locales no siempre se da de forma simétrica.
De acuerdo a wearwater.org el turismo constituye sólo el 1% del consumo global del agua, sin embargo, la industria turística influye de forma muy considerable en algunos destinos, pues aumenta la demanda de consumo de alimentos, limpieza, producción de insumos y operación de atractivos turísticos y amenidades.
“Un turista gasta entre tres y cuatro veces más que el residente: entre 300 y 400 litros al día” G Delacámara. Esto sin considerar que en algunas ciudades, los hoteles y áreas destinadas al turismo tienen acceso preferente al agua, mientras que otras zonas en donde habitan las poblaciones locales (muchas de ellas que trabajan en puestos de servicio dentro del turismo) no tienen el mismo acceso al agua en calidad y cantidad.
De acuerdo a cifras de la Secretaría de Turismo, México recibió a 38.3 millones de turistas en 2022, y esta cantidad se concentra en un pequeño número de destinos a nivel nacional, ésto implica una enorme presión para algunos territorios y sus recursos.
A pesar de estos problemas, el turismo puede ser una herramienta para promover la conciencia y la conservación de los territorios y sus recursos, el problema no es la industria ni los turistas, el problema se encuentra en la distribución, la diversificación y responsabilidad con la cuál se ejerce el turismo.
El turismo de aventura y naturaleza es una alternativa eficaz para promover el mejor uso y distribución de los recursos. Éste tipo de turismo promueve la visita a destinos poco urbanizados, fomenta la visita a comunidades y regiones más alejadas de los centros urbanos y con menor presión, además de ésto los turistas de aventura y naturaleza tienden a viajar con mayor consciencia y responsabilidad, están dispuestos a reducir su huella ambiental y suelen quedarse más tiempo en un mismo destino, reduciendo el impacto que genera el turismo masivo y de corta estadía, reducen sus traslados y el consumo de recursos que implica moverse de un lugar a otro
Como gestores y operadores de turismo tenemos una gran responsabilidad, pero además una enorme oportunidad. Podemos ser agentes de cambio al diseñar, planear y ofrecer experiencias turísticas que cuentan con criterios de sostenibilidad y uso responsable de los recursos hídricos. Podemos promover iniciativas como la instalación de ecotecnias y mecanismos para controlar el uso de agua en nuestras instalaciones, hasta señalética y campañas de educación que puedan transmitir a los visitantes y a otros operadores sobre la importancia y la dependencia que tenemos hacia sistemas de agua sanos y abundantes.
El problema es multifactorial, la soluciones deberán ser colectivas y ciudadanas. Somos responsables de llevar a nuestros turistas a vivir experiencias únicas, genuinas y profundas y es en éste estado y en éste ánimo en el que las personas estamos más receptivas y abiertas a valorar, aprender y conservar.
Sigamos promoviendo el turismo sostenible en entornos naturales.
En el marco de ATMEX 2024 en Michoacán, dos aliados se han sumado a iniciativas que promueven el consumo de agua responsable a través de la reducción de botellas de un sólo uso.
Además del problema que genera la producción y desecho de plásticos de un sólo uso y la forma en cómo un gran número botellas plásticas terminan contaminando los cuerpos de agua, la producción de agua embotellada tiene un enorme impacto relacionado al consumo de agua para su producción. De acuerdo al sitio iagua.com, se requieren 3 litros de agua para producir una botella de agua de un litro, es decir, cada litro de agua embotellada implica realmente el consumo de 4 litros.
Para contribuir al uso sostenible y responsable del agua así como la reducción de plásticos de un sólo uso, en ATMEX 2024 contaremos con distintos puntos de abastecimiento de agua potable en los recintos del evento para facilitar la hidratación y el relleno de botellas y envases reutilizables.
También, la marca de botellas y termos reutilizables Hydroflask y ATMEX se han aliado para promover el uso de envases reutilizables para reducir el consumo de plásticos de un sólo uso. Hydroflask, tiene para todos los asistentes al evento un código de descuento del 20% en artículos seleccionados.