25 para el 25 – Un cuento de desarrollo económico y protección del capital natural y cultural de México
En este país, no era necesario perseguir una estrategia de diversificación de ingresos, ni mucho menos de distribución de los mismos.. ¿Por qué hacerlo? Si este país era el sexto en visitación internacional, solamente detrás de Francia, España, EEUU, China e Italia. Todas las estadísticas de las que se hablaba eran dignas de presumirse en cualquier foro. Este país era la envidia de la región. Un país que miraba hacia el Norte, le daba la espalda al Sur y buscaba nuevos mercados en China y Rusia como distracción. Tan fuerte y tan madura era la industria turística del país, que no necesitaba un ente promotor ya que este se prestaba presuntamente a actos de corrupción. No solo eso, sino que se podía dar el lujo de reducir en más del 75% el presupuesto de su Secretaria encargada de la gestión turística, ya que los empresarios y los destinos tenían más que suficiente recurso para rascarse con sus propias uñas.
Lo que no se mencionaba con tanta frecuencia era como esta aparente situación de riqueza pendía de un hilo y no era sostenible. Este país atraía a muchos turistas, pero por barato. Si buscábamos la relación entre número de visitantes y derrama resulta que ya no estaba en el lugar número 6, ni el 7, ni el 10… sino en el 40. Tampoco se mencionaba que el 86% de los visitantes se concentraban en una superficie geográfica que no representaba ni el 2% del país, fomentando una desigualdad brutal. Tampoco se mencionaba la absoluta adicción a un solo mercado, ya que el 82% de los visitantes provenían solamente de EEUU.
Este país era México, una verdadera potencia turística internacional… o eso nos hacían pensar.
En marzo de 2020, vino un diminuto patógeno a sacudir la casa y a demostrar qué tan vulnerables éramos. Y hoy, estamos en una disyuntiva: tomamos el camino fácil y reconstruimos el “estatus quo” o, aprovechamos a la madre de todas las crisis y construimos un nuevo turismo, más incluyente, regenerativo, rentable, innovador y seguro.
Con base en un estudio que realizamos con Xola Consulting para SECTUR en 2009, nos dimos cuenta que hay una estrecha correlación entre los estados que tienen mayor pobreza con aquellos que detentan el mayor potencial en materia de turismo de aventura. Se utilizó la metodología del ATDI1 para la realización de este análisis.
En otro estudio realizado por Experiencias Genuinas para la Secretaría de Turismo del estado de Chiapas en 2013, elaboramos un plan de acción detallado con lo que demostramos que con una inversión modesta y una adecuada gestión, se podría desarrollar un ecosistema amigable con los emprendimientos para poder robustecer la capacidad instalada en materia turística, sin poner en riesgo a las comunidades ni al medio ambiente y generar una derrama económica que en aquel entonces equivalía al 3.5% del PIB estatal. La relación inversión/beneficio para el destino era por mucho superior a lo que pudiera generar cualquier otra industria estatal, incluyendo ganadería o minería por mencionar algunas. En aquel entonces proponíamos la tesis de que no existía razón por la cual solamente Chiapas no pudiera ser el “siguiente Costa Rica”, considerando su infraestructura y sus atributos naturales y culturales, con la diferencia de que Costa Rica recibía a 2.4 millones de turistas, mientras que Chiapas apenas 220 mil.
Y eso era solamente Chiapas. En la medida que hemos trabajado con diversos estados de la república, estamos absolutamente convencidos de que tenemos el potencial para el desarrollo de una industria turística complementaria a nuestra oferta de Sol y Playa, y de la que México no está atendiendo a su parte proporcional de market share global. Hoy la OMT establece que 1 de cada 4 turistas puede ser considerado de aventura y naturaleza. Esto implicaría que en 2019, más de 10 millones de turistas deberían haber sido de este segmento. Con mucho pesar, aun sin tener cifras oficiales al respecto, les confirmo que estamos lejos de atender ese volumen de turismo. La buena noticia es que el cliente está allá afuera, y en este mundo que pronto definiremos como “post-COVID”, este consumidor está más ávido de participar en este tipo de experiencias de viaje.
¿Qué nos falta? Rumbo. Una estrategia y liderazgo claros. Es por ello que este año en ATMEX, nuestro grito de guerra y nuestro reto para la industria es 25 para el 25. Buscaremos activamente los mecanismos y las soluciones viables con los actores clave de la industria para que para 2025, logremos que el 25% de los visitantes sean de aventura y naturaleza, y que a partir de ahí, construyamos una oferta turística que nos posicione como líderes en este rentable segmento al mismo tiempo que protegemos y le damos valor a nuestro capital natural y cultural, antes de que sea demasiado tarde.
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